El Arte de Trabajar Bajo la Guillotina Legal
septiembre 9, 2024El Arte de Trabajar Bajo la Guillotina Legal: Cómo los Tatuadores Legales Se Convierten en los Nuevos Mártires del Sistema
La vida de un tatuador legal es un desfile interminable de facturas, inspecciones y normativas. Mientras tanto, sus contrapartes ilegales disfrutan de un paraíso sin regulación, evadiendo impuestos y sin preocuparse por cumplir con las estrictas normativas sanitarias. La ironía no podría ser más amarga.
Tomemos como ejemplo los datos proporcionados por Tattooers World, un estudio en Alcalá de Henares. Las comparativas entre un tatuador legal y uno ilegal son, cuanto menos, indignantes.
Este estudio de tatuajes, junto a su gestoría, ha hecho unas tablas comparativas de un estudio pequeño. Por supuesto, pueden variar, pero la idea es la siguiente…
1) La Comparativa Anual: ¿Héroe o Mártir?
Imaginemos un tatuador que, con todos los papeles en regla, se somete a la guillotina legal. La comparativa muestra que, tras cumplir con todas las obligaciones fiscales, normativas y sanitarias, el tatuador legal apenas logra despegarse del umbral de supervivencia. Mientras tanto, nuestro «artista en la sombra», operando desde la comodidad de su hogar, sin inspecciones y con una cuenta bancaria libre de impuestos, se llena los bolsillos. Es un cuadro desolador: el tatuador legal se ve obligado a facturar mucho más para conseguir un ingreso digno, todo mientras el ilegal vive en un limbo dorado, sin más preocupación que la de no ser descubierto.
Comparativa del un ejercicio anual de un tatuador, trabajando bajo la guillotina de lo legal, versus un tatuador ilegal
2) El Umbral de la Burla: Factura 10.353 € y Ya Eres Igual
Aquí es donde el cinismo se convierte en una amarga realidad. Para un tatuador ilegal, bastan 10.353 € anuales para igualar las ganancias de uno que cumple con todas las normativas. ¿Es esto una broma? Lamentablemente, no. Es la cruda realidad que cualquier profesional del tatuaje en regla conoce demasiado bien. Mientras el legal está ahogado en gastos fijos, el ilegal se permite el lujo de facturar apenas lo necesario para vivir cómodamente. ¿Dónde está la justicia en esto? ¿En qué momento ser honesto se convirtió en un deporte de alto riesgo?
Comparativa en la que se ve la cantidad que tiene que facturar un tatuador ilegal para ganar lo mismo que el tatuador legal. Con que facture 10.353 € ya esta igual. ¡Es de locos!
3) La Carrera por los 1.800 €: ¿Esfuerzo o Estrategia?
Finalmente, llegamos a la cruel comparativa de lo que debe hacer cada uno para alcanzar un salario mensual de 1.800 €. El tatuador legal debe operar como un atleta de élite, no solo tatuando, sino también lidiando con un sinfín de burocracia y gastos. Su contraparte ilegal, por otro lado, puede permitirse trabajar menos horas, evadir responsabilidades y aún así llegar a la meta con facilidad. El cinismo aquí no es solo evidente, es descarado.
Comparativa de lo que tienen que hacer uno y otro para obtener un salario mensual de 1.800 €
Conclusión: La Rabia de los Justos
No es de extrañar que los estudios de tatuajes estén cabreados. Ellos, que invierten en crear espacios seguros, que se someten a inspecciones y pagan impuestos, se ven obligados a competir con aquellos que se lucran sin ninguna de estas cargas. Es una injusticia que no solo les afecta económicamente, sino que también pone en peligro la reputación de la industria del tatuaje.
Por todo esto, es fundamental que se tomen medidas más contundentes contra los tatuadores ilegales, no solo para proteger a los estudios legales, sino también para garantizar la seguridad y la calidad del arte del tatuaje. Porque, al final del día, la verdadera justicia no debería ser una mera cuestión de suerte o estrategia, sino un derecho al que todos deberían poder acceder.
No puedo estar más de acuerdo. De la misma forma que ocurre en otras profesiones en las que predomina la venta del factor humano (masajistas, pintores, peluqueros, etc…), el tatuaje está totalmente expuesto a su práctica al margen de la ley.